martes, 17 de marzo de 2009

Una recomendación

...que ya hiciera en su día a mucha gente:

EL ABOGADO DEL TERROR

Después de comentar su (más bien floja) última película en el post anterior, hago un hueco por aquí al último documental de Barbet Schroeder, un tipo que me gusta mucho más cuando se dedica a estos menesteres que a la ficción. Hasta la fecha, su docu más famoso era el retrato que hizo en los 70's del general Idi Amin Dada ("Général Idi Amin Dada: Autoportrait", 1974). A través de entrevistas personales con el dictador ugandés, íbamos descubriendo su personalidad ególatra y cruel, sus controvertidas opiniones respecto al estado de Israel, etc. en definitiva, el retrato de uno de los gobernantes más tremendos de la historia reciente.

Siguiendo un poco ese interés por los personajes crueles, "L'avocat de la terreur" (2007) habla de Jacques Vergès, abogado defensor de algunos de los terroristas (Carlos el Chacal, Annis Naccache...) y criminales de guerra más conocidos del siglo XX. No sólo eso: Vergès ha sido también amigo personal de gente como Pol Pot, líder de los jemeres rojos y responsable de la muerte de miles y miles de camboyanos.

¿Un idealista que cree 100% en el estado de derecho o un loco criminal? ¿Es ético defender a personas como Milosevic o Klaus Barbie, que arrastran cientos de muertos en sus curriculums? Estas y muchas otras cuestiones son planteadas de manera brillante en este documental, que a la vez que sigue la trayectoria profesional y personal de Vergès repasa los últimos 40 años de historia del terrorismo moderno, desde los primeros juicios al FLN hasta el proceso contra Sadam Hussein. Construído a partir de entrevistas con algunos de los implicados, imágenes de archivo, y sobre todo, un brillante cara a cara con el protagonista de la historia, "L'avocat de la terreur" es uno de los mejores documentales que he visto nunca.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Un año más... ¡y que sigan!

Al final lo hice: he abierto un blog. Me apetece escribir sobre cine, música, compartir enlaces a películas y discos (por supuesto, sólo copias de seguridad: después hay que comprarse el disco o DVD) y lo de los blogs parece la herramienta ideal para todas estas funciones. Después del facebook, el fotolog, los foros, el myspace y demás mierdas, he caído (otra vez) en las redes de la Red de redes.

Así que... ahí va.

¿Qué mejor tema para arrancar este LERDO-BLOG que comentar una de las citas obligatorias para todos lo cinefílicos madrileños de pro? El pasado fin de semana estuve en la VI MUESTRA SCI FI DE CINE FANTÁSTICO que se celebró, un año más, en los cines Palafox. Aunque las películas que se proyectaron han sido ya vistas en Sitges y Donosti y llevan meses rulando por internet, los que no pudimos acercarnos a sendos festivales agradecemos poder ver en la capital algunas de las películas de género más esperadas del año (léase "Eden Lake", "Martyrs" y sobre todo, "Let the right one in") en pantalla grande. Un año más, un 10 para los organizadores de la Muestra.


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WATCHMEN


Primero de todo, una queja: me parece absurdo lo que hacen algunas distribuidoras para "combatir la piratería". El plato fuerte del jueves era el preestreno de "Watchmen", y al día siguiente su distribución masiva (wide release, que dicen los americanos) en todo el mundo. Pues bien, sin previo aviso colocaron unos seguratas a la entrada del cine que te exhortaban no muy amablemente a dejar el móvil, el mp3 y cualquier cosa que llevases encima capaz de grabar / fijar / capturar una imagen, sean los megapíxeles que sean. Unos post-adolescentes contratados a través de alguna odiosa ETT se encargaban de meter tus pertenencias en bolsitas de plástico (de las que dan para vomitar en los aviones) y las tiraban en varios montones; te daban un numerito, y hala, después pásate a recogerlo. No es sólo la desorganización a la hora de guardar tus pertenencias, el coñazo de estar esperando una cola con todo el mundo de mal rollo para que te quiten el móvil o que te vacilen si les dices que quieres poner una reclamación: es ver cómo éstas empresas que se pasan el día llorando por la piratería, que obligan a los gobiernos a endurecer las leyes por copiarte un CD (¿cómo se puede ser tan HIJO DE PUTA para exigir que los manteros vayan a la cárcel?) tratan a sus clientes como potenciales delincuentes, tomando medidas absurdas cuando encima al día siguiente ya van a estar rulando varias copias de su película en el e-mule. Con esa actitud dan ganas de piratearte todo el catálogo de Warner, aunque la mitad de las películas sean una puta mierda tipo "Speed Racer" o "Sexo en Nueva York".

En fin, a lo que vamos.

Dilema: Zack Snyder ("300", "El Amanecer de los muertos") se enfrentaba a uno de los cómics más venerados de la historia. Como ya se pudo ver con la trilogía de "El Señor de los Anillos", el talibanismo freak no perdona una, y el tío se ve que se ha preocupado de no dejarse ni un detalle suelto para que no le echen en cara que no aparece ese suceso tan imprescindible que sólo salía en la viñeta 4 de la página 12 del tomo 3. Vamos, que quitando un par de cosas (lo del cómic de "Tales of the Black Freighter" -que ya ha avisado Snyder que vendrá incluído en la edición especial del DVD-, el libro de Hollis -que muchas cosas están referenciadas en los títulos de crédito-, el final original...) en la película está prácticamente todo de los 12 tomos (aún así, en la Muestra había mucho muyahidín de la novela gráfica protestando). El problema de haber inclinado la balanza hacia el público obsesionado con la obra de Alan Moore (que por cierto, ha exigido a Warner que elimine su nombre de los créditos) es que las casi tres horas de condensación que dura la peli pueden llegar a hacerse un poco pesadas. Y todo para nada, porque aunque sí que ha capturado bien el espíritu, es obvio que el film de Snyder no puede llegar a alcanzar el grado de profundidad de la novela gráfica (algunos personajes quedan un poco desdibujados, el discurso ideológico está en un segundo plano...).

A pesar de todo, la película es muy disfrutable. La primera hora es genial, los títulos de crédito son una maravilla (sin duda, lo mejor de la película: cuentan la historia "alternativa" de la distopía Watchmen de 1939 a 1985 con "The Times They Are A-Changin’" de fondo), algunos personajes están muy bien interpretados (Rorschach), otros no tanto (Ozymandias) y algunas escenas están francamente bien (el asesinato y el entierro del Comediante, las escenas en Marte del Doctor Manhattan). Eso sí, hay dos detalles muy chirriantes: el polvo entre Buho Nocturno y Espectro de Seda con "Hallelujah" de Leonard Cohen de fondo es una demostración ideal de cómo puedes estropear una gran canción dentro de un contexto equivocado; y por otro lado, la caracterización que hacen de Richard Nixon... por dios, ¿en qué estaba pensando este hombre? parece un Celebrity de "Muchachada Nui".

EDEN LAKE

Tras el resacón de "Watchmen", el viernes arrancaba oficialmente la Muestra con una serie de cortos seleccionados de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti. A destacar "Next floor", del canadiense Denis Villeneuve, que ya se llevó un premio en Cannes.

Y así, empezamos con la primera película de la tarde. "Eden Lake"
parte de una premisa más vista que el tebeo: una pareja se dispone a pasar un fin de semana en el campo y se encuentra de morros con el mal, representado en este caso por un grupo de hooligans adolescentes. Lo que podría ser un subproducto más de terror se convierte en las hábiles manos de James Watkins en un interesante survival con final escalofriante. Si a eso le añades unos actores correctos (Kelly Reilly y Michael Fassbender, genial Bobby Sands en "Hunger" y Stelios en "300") y sobre todo un brillante Jack O'Connell interpretando al líder de la pandilla, te quedas con una película bastante interesante. Lo que diferencia a "Eden Lake" de otros films del estilo es que toma como punto de partida un tema que ha preocupado siempre a las sociedades desarrolladas: los teenagers descerebrados que vomita un sistema educativo irregular, una sociedad basada en las apariencias, el consumismo desmedido y el "sálvese quien pueda"; una sociedad en la que al mismo tiempo son los propios padres, ultraprotectores y al paradójicamente exentos al mismo tiempo de toda autoridad, los que a veces se convierten en "des-educadores" de sus propios hijos.

Vamos, que sales del cine con ganas de machacar adolescentes.

MARTYRS

José Luis Rebordinos presentó "Martyrs" como "una de las películas más fuertes de los últimos tiempos". El director de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián nos contó cómo en uno de los primeros pases privados de la película en Cannes varios distribuidores y directores de festivales salieron espantados de la sala, e incluso alguno pedía a gritos que la prohibiesen. Leyendas festivaleras aparte, a mi "Martyrs" me ha decepcionado bastante. Igual es que tenía muchas expectativas puestas (los franceses están haciendo mucho ruido en esto del cine de terror), pero la peli de Pascal Lagnier me ha parecido bastante regulera, y desde luego, muy inferior a "A l'interieur" de Alexandre Bustillo y Julien Maury o "Alta tensión" de Alexandre Aja.

La historia tiene tres giros narrativos bastante radicales que desembocan en un final que no cumple las expectativas. Así, empezamos con la historia de una niña secuestrada que escapa de sus torturadores (al más puro estilo Ronette Pulaski de "Twin Peaks") que 15 años después regresa para vengarse de sus torturadores. De ahí, pasamos a otra historia en la que descubrimos que la protagonista es una esquizofrénica a la que le persigue un demonio ("su" demonio). En el último tercio pasamos a otra historia de conspiranoia con organización parafascista neocientífica de por medio. Por supuesto, al final descubrimos que todo está relacionado.

"Martyrs" intenta hacer un "más difícil todavía" con esa tendencia en la narrativa cinematográfica tan de moda en los últimos años (que se iniciaba con "Seven" y continuaba con "El sexto sentido" o "El club de la lucha") de engañar al espectador con un giro que te obliga a replantearte toda la película desde un nuevo punto de vista diferente del que habías visto hasta ese momento. En el caso de "Martyrs", se utiliza este truco en tres ocasiones de una manera más o menos hábil, pero tras un par de vueltas de tuerca que han ido alimentando la atención del espectador, la emoción se contrae en la aburrida media hora final, casi un remake de "Guinea pig" hecho con medios (sin llegar a ser tan salvaje como los pseudo snuffs japos). Y sobre todo el final, frío, vulgar y bastante tacaño a la hora de dar explicaciones.

THE CHASER

A medio camino entre el thriller, la comedia y el terror, "The Chaser" cuenta la historia de un proxeneta que, buscando a varias de sus empleadas desaparecidas en extrañas circunstancias, se da de morros con un psicópata cruel y despiadado. Tras este argumento se esconde una irónica crítica a las autoridades coreanas, según el director "herederas de la dictadura que hubo hasta 1987, un período en el que no se respetaban los derechos humanos en Corea". Los policías de "The Chaser" son estúpidos, desorganizados, incoherentes (son capaces de dejar suelto a un asesino... ¡¡que confiesa sus crímenes!!)... Será Joong-ho, un personaje en lo más bajo de la escala social, el que llegue hasta el fondo del caso, movido al principio por el beneficio propio (el negocio es el negocio) pero después para reunir a una de las prostitutas desaparecidas con su hija pequeña.

A pesar de su bajo presupuesto, de sus actores relativamente desconocidos y de ser la ópera prima de su director, Na Hong-jin, la película ha sido un pepinazo en las taquillas coreanas. Merece la pena.

MIDNIGHT MEAT TRAIN

La nueva de Ryûhei Kitamura, uno de los directores más sobrevalorados del más reciente cine fantástico (suyas son la visualmente excesiva "Versus" y el peñazo de "Azumi"), es una entretenida adaptación de un cuento corto de Clive Barker con un arranque interesante y un desenlace facilón.

La historia trata de un fotógrafo neoyorquino que busca temas escabrosos para capturar con su cámara, y acaba descubriendo que la gente desaparece en el último tren de la noche a manos de un carnicero cachas (Vinnie Jones, el de "Snatch" y "X-Men 3").

A pesar de los gratuitos efectos especiales tan del gusto de su director (cámara lenta y movimientos imposibles para mostrar globos oculares saliendo de las cuencas de los ojos, balas atravesando cráneos, etc) la primera mitad de la película funciona decentemente como thriller gore, pero a partir de que empezamos a descubrir la extraña sociedad centenaria que rodea al carnicero la cosa va cuesta abajo hasta llegar al delirante final, con nuestro amigo el fotógrafo sustituyendo al carnicero en sus tareas nocturnas. Desconozco el relato original de Barker, pero el desenlace es tan sobado y tan mal llevado por unos actores más que mediocres que "Midnight Meat Train" acaba convirtiéndose en la acepción cinematográfica del término 'gatillazo'.

SURVEILLANCE

No entiendo cómo pudo ganar en Sitges. La segunda película de Jennifer Lynch (la primera, "Boxing Helena", se llevó un merecidísimo "razzie" -los anti-Oscars- a la peor dirección en 1994) es el típico thriller con giro sorpresa al final (volvemos al síndrome Fincher -ver crítica de "Martyrs"-), con la originalidad de que cuenta un crimen desde varios puntos de vista diferentes (como "Rashomon" pero en malo).

La primera media hora, a pesar de sus tics de thriller hollywoodiense, tarda en enganchar. El uso de los diferentes puntos de vista no hace sino entorpecer el desarrollo de una trama que podría haberse contado de manera lineal y nos habría dado igual (de nuevo, el significante por encima del significado). Bill Pullman despliega todo un abanico de gestos sobreactuados y tópicos para crear un personaje supuestamente enfermizo (más bien patético) con una relación con Julia Ormond al estilo de las películas de David Lynch; pero claro, Jennifer no es papá David. Crear un personaje como el de Dennis Hopper en "Terciopelo azul" no es tan sencillo como desencajar el careto (en plan "uuuh, ¡qué loco estoy!"... a veces Pullman recuerda a Faemino y Cansado haciendo de psicópatas) y decir frases "de mal rollo". Una de dos: o Jennifer Lynch "mata" al padre (en el sentido psicológico) o mejor que se dedique a otra cosa, porque de momento no ha hecho más que películas mediocres.

DÉJAME ENTRAR

Después del bodrio de Lynch pudimos disfrutar de la película que realmente debería haberse llevado el premio gordo en Sitges: la sueca "Låt den rätte komma in". Ganadora del Méliès d’Or a la mejor película europea de género fantástico que otorga cada año la European Federation of Fantasy Film Festivals, "Déjame entrar" (en su título en castellano) es una nueva vuelta de tuerca al género vampírico desde una perspectiva adolescente, pero afortunadamente lejos de pasteladas tipo "Crepúsculo".

La película cuenta la historia de Oscar, un niño solitario objeto de todas las mofas y burlas de los clásicos matones de instituto. Su vida transcurre entre putaditas hasta que una noche llegan a su edificio dos nuevos inquilinos: Hakan un tipo bastante taciturno que rehuye a sus vecinos y la que parece ser su hija, Eli, una niña de la edad de Oscar con la que pronto entabla amistad.

Con una puesta en escena sobria y elegante, de planos largos y abiertos, jugando con las luces y las sombras de un barrio a las afueras de Estocolmo sombrío y oprimido por el solsticio de invierno, el frío se cuela por todos sitios en "Déjame entrar". Los colores, las formas borrosas y el vaho del cartel no son en absoluto gratuitos: son omnipresentes en la atmósfera de la película, dirigida de forma brillante por Tomas Alfredson, un cineasta muy a tener en cuenta.

"Déjame entrar" no es una visión amable del vampirismo para púberes con la hormona suelta y la lágrima fácil, sino más bien una bellísima historia de amor entre dos niños anti-sociales, ajenos al mundo de los adultos (Oscar apenas tiene relación con su madre, y con su padre tiene una relación idílica siempre y cuando estén solos; en el caso de Eli es aún peor: su condición de vampiro -vale, ya os lo he destripado- la condena a tener 12 años para siempre) y de los niños (Oscar es el rarito de la clase). La película tiene algunas imágenes en común con los cuentos de "El pequeño vampiro" (¡¡olviden la espantosa versión cinematográfica!!), como que los personajes sean pre-adolescentes, que los vampiros esperen en el alféizar de la ventana, la afición de Oscar por las páginas de sucesos y la literatura truculenta... pero a diferencia de las novelas de Angela Sommer-Bodenburg, "Déjame entrar" (que por cierto, también está basada en una novela, el bestseller del mismo título escrito por John Ajvide Lindqvist) se dirige a un público más adulto.

¡No se la pierdan! La estrenan en nuestro país el 17 de abril.

SPLINTER

Después de "Déjame entrar" apetecía un poco de descerebre, así que la elección de "Splinter" no podía ser más acertada para cerrar la noche del sábado. Tomando el relevo de la serie B más divertida de los 80's, el debut de Toby Wilkins (procedente del mundo de los efectos especiales) retoma los personajes encerrados y asediados por el mal de tantos y tantos clásicos (de "Río Bravo" a "Asalto en la comisaria del distrito 13", pasando por "La noche de los muertos vivientes" o la más reciente "La niebla de Stephen King").

La historia: una pareja se dispone a pasar el fin de semana en el campo (en plan "Eden Lake"), pero tienen la mala suerte de ser secuestrados por una pareja de yonkis en el camino. Sus desgracias no han hecho más que empezar: de camino a México tienen un accidente y se ven obligados a parar en una gasolinera aparentemente abandonada... hasta que el monstruo de la función hace su entrada triunfal: un organismo parecido al moho en forma de púas (o "astillas", si traducimos literalmente el título) que a medida que "infecta" seres vivos (asesinándolos, of course) se va haciendo más y más grande.

Con bastantes dosis de humor y gore, "Splinter" no pasará a la historia del cine, pero para pasar un rato entretenido vale.

INJU

Tras su genial documental sobre Jacques Vergès, "L'avocat de la terreur", la nueva película de Barbet Schroeder vuelve a los terrenos del thriller que ya cultivase en "El misterio Von Bulow", "Asesinato 1, 2, 3" o "Mujer blanca soltera busca". En esta ocasión, la historia está ambientada en Japón y tiene un interesante punto de partida: Shundei Oe es un misterioso escritor japonés al que nadie ha visto nunca. Tan sólo existe una imagen suya: un grotesco autorretrato que adorna las contraportadas de sus libros. Un joven escritor francés, admirador de su obra, viaja a Tokyo para promocionar sus libros y de paso intentar conocerle. Hasta aquí, todo va bien, pero después la cosa se tuerce y se convierte en un relato de intriga policíaca más vista que el tebeo: el tipo se enamora de una Geisha que resulta tener un pasado turbulento relacionado con Oe; a medida que avanzan sus pesquisas tratando de localizar al misterioso escritor, el francés se enamora más y más de la chica hasta que descubre la terrible realidad de que ha estado viviendo en una mentira... Se imaginan el final, ¿no? Pues eso, a los 2o minutos ya sabes cómo termina. Una lástima.

VINYAN

Y llegamos a la película de la discordia. El nuevo film de Fabrice du Welz provocó abucheos y alguna que otra deserción entre el público del festival (parece ser que en Sitges tuvo reacciones parecidas). Al principio me gustó con reservas, pero después he descubierto que hay imágenes que se me han quedado grabadas en la retina y es una película que se ha mantenido en mi cabeza días después de verla. Huele a clásico de culto reivindicado dentro de unos años, y si no, tiempo al tiempo.

"Vinyan" trata de una pareja de occidentales (Emmanuelle Beart y Rufus Sewell) que han perdido a su hijo cuando el Tsunami devastó las costas de Tailandia seis meses atrás. Un día ven un video en el que aparecen varios niños huérfanos sobreviviendo en la selva birmana, y Beart cree ver, al fondo de un poblado, a su hijo. Incapaz de aceptar su pérdida, convence a su marido de entrar a la selva con un grupo de contrabandistas para encontrarlo.

En un principio, Du Welz quería filmar un remake del clásico de Narciso Ibañez Serrador "¿Quién puede matar a un niño?", pero tras la negativa del realizador de origen uruguayo, el proyecto tomó un rumbo diferente, y aunque conserva algo de la idea original, "Vinyan" se acerca más al universo conradiano de "Apocalypse Now" o "Aguirre, la colera de Dios" que a la película del creador de "Waku Waku". La cámara se mueve alrededor de los protagonistas, desorientados en un entorno que puede ser hospitalario dentro de los límites del ressort de lujo para occidentales y al momento siguiente transformarse en territorio hostil si tienes los huevos de meterte por los bajos fondos de Bangkok o aún peor, en la peligrosa frontera con Birmania (si ya le costó a John Rambo, ¡imaginen ustedes a una pareja de turistas!).

El problema está en que Fabrice du Welz no es Herzog ni Coppola, y a pesar de tener un comienzo fascinante, el último cuarto de la película (a partir de que son abandonados en el poblado de niños) "Vinyan" hace aguas y la función no la levanta ni la brillante interpretación de Emmanuelle Beart ni el fantástico plano final con ella mirándole a él, rodeada de pequeños salvajes.